La rotura del Ligamento Cruzado Anterior (LCA) es una lesión muy frecuente que suele producirse fundamentalmente en actividades en las que se somete a la rodilla a cambios bruscos de dirección o desviaciones laterales o rotación con el pie en apoyo. Por ello es muy frecuente que ocurra en deportes como el fútbol, esquí, baloncesto y balonmano.
Clínica
Aparece una sensación de «chasquido», dolor agudo tras el traumatismo, derrame articular e inestabilidad o «sensación de fallo».
Exploración
Se objetiva el derrame articular, siendo necesario en ocasiones la extracción del líquido. Si en el líquido aparece sangre («hemartros») se considera como alta probabilidad de lesión de LCA.
Se realizan pruebas para valorar la inestabilidad articular: Lachman, Pivot, cajones.
Descartar lesiones asociadas: meniscales, ligamentos colaterales.
Pruebas diagnosticas
RMN, para confirmar los hallazgos de la exploración clínica.
Tratamiento
En lesiones parciales o en casos concretos lo preferible es optar por tratamiento conservador. Este tratamiento se basa en la combinación de la masoterapia o masajes con el fortalecimiento isométrico para aumentar la movilidad articular y corrientes compex. La recuperación del trabajo deportivo deberá ser gradual y de forma supervisada y planificada. A los 4-5 meses se podrá recuperar la práctica deportiva si la rodilla es estable. Si por el contrario, la rodilla es inestable, habrá que recurrir a cirugía mediante ligamentoplastia.
Esta intervención consiste en reconstruir el ligamento dañado, sustituyéndolo por otro que denominamos «plastia». El tipo de plastia se elige específicamente para cada paciente en función de sus características y necesidades. Entre los factores que se valoran están la edad, actividad o tipo de deporte que practica, cirugías previas y características anatómicas (peso, morfotipo de extremidades inferiores…).
Las plastias pueden obtenerse de tendones del paciente (isquiotibiales, rotuliano) o procedentes de banco de tejidos («injerto de cadáver»).
Se realiza mediante artroscopia y es importante valorar también las lesiones asociadas que puedan presentarse: meniscos, cartílago, ligamentos laterales.
Si no hay complicaciones, se podrá dar el alta hospitalaria al día siguiente de la intervención
Posteriormente se necesitara tratamiento rehabilitador específico para recuperar la movilidad y la fuerza. Al mes de la cirugía se podría realizar actividad sedentaria sin bastones, a los dos meses subirse a la bicicleta, a los 3 comenzar a trotar en línea recta y a los seis meses reiniciar la actividad deportiva.
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