La luxación acromio-clavicular es una lesión muy frecuente en el deporte en general y en el fútbol en particular. Los golpes constantes, los choques y las caídas al suelo, provocan a veces la rotura de los ligamentos que unen la clavícula y el acromion, provocando una sintomatología muy dolorosa, a la vez que producen una pequeña deformidad sobre el hombro. El tratamiento inicial siempre es conservador, como han hecho los médicos del Real Madrid. La gran mayoría de las luxaciones acromio-claviculares van evolucionando poco a poco en cuanto al dolor y la movilidad de tal forma que a los tres meses prácticamente están asintomáticas para todo tipo de actividad incluso deportiva. Pero hay casos en que esto no ocurre así a pesar de los tratamientos realizados.

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La presión mediática a veces es tan grande que nos obliga a ser más agresivos con el tratamiento y aplicamos infiltraciones in situ, con objeto de aliviar el dolor y acelerar la recuperación, objetivo que no siempre podemos cumplir. Este tipo de infiltraciones ni agravan ni retrasan la recuperación sino todo lo contrario. Por otra parte, a veces una luxación grado II, cuando baja la inflamación y el edema y se sigue compitiendo y las caídas siguen produciéndose, es normal que el dolor continúe apareciendo e incluso aumentando. Recomiendo a mi buen amigo Sergio Ramos paciencia y que está en buenas manos.