Algunos profesionales manifiestan que jugar por la mañana perjudica el rendimiento deportivo del jugador. Quiero a este respecto hacer una serie de matizaciones, con fundamento científico/médico .En primer lugar, desde el punto de vista de fisiología del esfuerzo, competir por las mañanas es mejor que hacerlo por las tardes, ya que a las doce de la mañana, los niveles de cortisol son máximos, ya que es cuando el umbral de la luz está en el pico más alto y, en consecuencia, se optimizan más las funciones fisiológicas y los mecanismos de acción-reacción están en su punto más álgido. En segundo lugar, competir por las mañanas supone levantarse a las ocho y media de la mañana, desayunar a continuación, pequeño paseo y directos al campo de fútbol. Terminado el partido, el jugador come en casa, pequeña siesta y a la hora de dormir no tiene problemas.
Cuando se compite por las tardes, sobre todo a partir de las siete, los jugadores siestean más de la cuenta e ingieren más calorías de las deseadas en sus ratos de ocio. Terminado el partido llegan a casa tarde, cenan y en muchísimas ocasiones se pasan horas sin poder conciliar el sueño. En ocasiones nos piden relajantes para poder dormir después de la competición. A muchos futbolistas les gusta más competir por la tarde noche que por la mañana, pero en mi opinión se debe ni más ni menos a lo que yo llamo tontería mediática. La causa es que a esas horas es cuando hay máxima audiencia de público y televisiva.
Consulta el artículo en el Diario AS: http://opinion.as.com/opinion/2011/11/05/portada/1320522958_850215.html
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