En la última década están proliferando la instalación de campos de fútbol de hierba sintética de última generación, que nada tiene que envidiar en ningún sentido a la hierba natural.
Es verdad que en la década de los 80 los primeros campos de hierba artificial eran factores de riesgo para las lesiones en los futbolistas sobre todo, ya que los tacos se clavaban, no se deslizaban y había un aumento considerable de lesiones de tobillo y rodilla. Sin embargo, los campos artificiales de nueva generación, la diferencia con la hierba natural es casi inexistente gracias a los avances tecnológicos en este campo. Estudios realizados por la UEFA Y FIFA, ponen de manifiesto que no hay diferencias significativas entre las dos superficies.
En varias reuniones médicas realizadas en nuestro país, dirigidas por la Dra. Helena Herrero se ha debatido y discutido sobre este tema llegando a la misma conclusión que los organismos internacionales. Incluso hay estudios médicos que publican menor incidencia en lesiones ligamentosas con el césped artificial. Si a esto unimos que tiene un drenaje fantástico, que no hay que abonarlo, ni fumigarlo ni echarle pesticidas, es antialérgico y son más resistentes al agua, a la nieve y al frío, vemos que las ventajas son enormes. Otra cosa bien diferente, son los campos de hierba artificial, donde juegan los niños y aficionados, que nada tienen que ver con los profesionales y donde el número de lesiones es mucho más elevado que en los campos de hierba.
Consulta el artículo en el Diario AS: http://opinion.as.com/opinion/2014/09/04/portada/1409783690_123449.html
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