Los meniscos son una pieza importante en la anatomía y biomecánica articular. Están formados de fibrocartílago en forma de semiluna con 3 zonas anatómicas bien diferenciadas por su irrigación vascular. Su función fundamental es brindarle congruencia a una articulación formada por los cóndilos femorales y los platillos tibiales, asimismo proporcionan una “almohadilla” que absorbe el choque entre estas dos estructuras.
Su vascularización la podemos dividir en 3 zonas llamadas roja-roja, roja-blanca y blanca-blanca, donde las zonas roja-roja y roja-blanca son susceptibles de reparación. Por otra parte, el menisco está cubierto en parte por la sinovial, sin formar parte de ella, y las células sinoviales podrían desempeñar un papel importante en la curación, ya que pueden diferenciar la producción de células pluripotenciales.
Vale la pena resaltar que los meniscos se encuentran adheridos mediante ligamentos a la superficie tibial, y en el caso del menisco interno su ligamento forma parte del ligamento colateral interno de la rodilla, por lo que ante cualquier lesión ligamentosa interna, debemos descartar una lesión meniscal.
La adición de estas dos lesiones a una lesión del ligamento cruzada anterior formarían la llamada “triada terrible de O’Doneghue” de la rodilla, producida esta por un mecanismo de valgo forzado y rotación interna de la rodilla.
El paciente con lesión meniscal aislada acude a la consulta con dolor en la parte interno o externa de la rodilla, con o sin “bloqueo” de la rodilla, acompañada de líquido en la rodilla.
El menisco interno tiende a sufrir 5 veces más lesiones que el menisco externo al ser este menos móvil, teniendo diversos patrones de lesión, que habitualmente se diagnostican por clínica y se confirman mediante RMN o directamente bajo el artroscopio:
- Longitudinal o vertical (puede progresar a una lesión en asa de cubo).
- Radial.
- Horizontal.
En las lesiones meniscales es importante la edad, ya que se han descritos patrones propios según grupo etario, así los pacientes jóvenes presentan desgarros que discurren verticalmente por todo el menisco, mientras que en las personas ancianas estos desgarros suelen ser marginales y horizontales.
Autor del artículo: Dr. Giovanni Mazzocca.
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