«Este partido no tenía ningún sentido». Esta afirmación de un jugador de la Selección española es apoyada unánimemente por todos los aficionados al fútbol. Afortunadamente, Silva nos salvó del fracaso en el último minuto. España no se puede permitir tirar por la borda el prestigio mundial tan merecidamente ganado. Fue un partido totalmente desigual, ya que muchos de los jugadores españoles no habían entrenado ningún día, habían venido de vacaciones y se habían montado en el avión para un largo viaje para competir en altitud.
Por suerte, no ha habido lesionados, pero eso no debe ser un eximente para pedir más cuidado a los responsables de estos partidos sin sentido. Después del choque tocó de nuevo viaje de vuelta, jet-lag y a incorporarse a la pretemporada con el equipo correspondiente. Y, mientras tanto, los responsables de los equipos de la planificación física de la pretemporada haciendo verdaderos malabares para poner en forma a todos los internacionales.
Y aquí, los preparadores físicos y los servicios médicos de los clubes trabajan en un equilibrio inestable para poner en forma a los jugadores y, a la vez, mantener los mecanismos de prevención de las lesiones. Porque todas estas circunstancias actúan de forma negativa en la preparación física de los jugadores de cara a esta temporada, aumentando de forma considerable los riesgos de lesión. Y esto lo deberían tener en cuenta sobre todo los responsables de la FIFA y, por supuesto, los de la Federación Española de Fútbol, quienes, parece ser, están más inmersos en las cuestiones económicas que en las deportivas.
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