Hemos dicho muchas veces que el rendimiento de un deportista se basa en tres pilares fundamentales: una alimentación equilibrada, una buena preparación física y un descansado adecuado. Cuando uno de estos tres pilares falla, el rendimiento de un deportista no es óptimo. En el caso del jugador del Real Madrid Bale, que jugó el sábado contra el Getafe y tuvo ligeras molestias musculares, y el domingo viajo a Cádiz donde estuvo jugando al golf, es un claro ejemplo de que no se respeta el descanso adecuado para que el jugador se recupere totalmente del esfuerzo físico realizado en el transcurso del partido ligero. Un viaje de 700 kilómetros es un viaje largo, se haga como se haga. Participa en un evento en el que tiene que caminar sobre superficie irregular durante largo periodo de tiempo y después de nuevo viaje a Madrid. No critico en absoluto al jugador por esta circunstancia. No soy quien para hacerlo. Tan solo me limito a analizar las constantes físicas que se producen y alteran el equilibrio en la recuperación de un jugador y rompen el equilibrio de la prevención de lesiones. Comprendo que el club y jugador se deben a las exigencias marcadas por las marcas patrocinadoras. Pero como analista del rendimiento físico y prevención de lesiones, manifiesto que esto no es lo mas adecuado.
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