Además de los cambios generales a nivel circulatorio, digestivo y en general en todos los sistemas del organismo, en el embarazo se van a provocar una serie de cambios físicos y hormonales que pueden favorecer la aparición de lesiones o sobrecargas a nivel del aparato locomotor y que hay que tener en cuenta a la hora de la realización de ejercicio físico. Van a repercutir sobre todo en columna vertebral, caderas y articulaciones de miembros inferiores así como a nivel muscular, pudiendo dar lugar a cuadros clínicos de dolor y sobrecarga.
Durante el embarazo van a estar limitados muchos procesos diagnósticos y terapéuticos, siendo la exploración física por un profesional preparado y la fisioterapia, herramientas muy importantes en el control de estas patologías. Una buena pauta de fisioterapia nos va a permitir compensar los cambios y sobrecargas del aparato locomotor, reducir la intensidad del dolor y preparar el organismo de la embarazada para el parto.
Según las múltiples reglamentaciones a nivel nacional e internacional, el uso de procedimientos médicos o tratamientos debe restringirse a aquellos que sean estrictamente necesarios. La actitud general, debido al desconocimiento real de los efectos secundarios (y al miedo a provocar daño, en ocasiones infundado), debe ser la de “curarse en salud” y evitar todo lo que no necesitemos.
En los tratamientos de fisioterapia estaría indicado la utilización de técnicas suaves de movilización articular y masoterapia, drenaje linfático, ejercicios de tonificación (incluyendo abdomen y suelo pélvico), estiramientos y gestos de corrección para mejorar la higiene postural.
En cuanto a las pruebas complementarias y tratamientos con aparatos, existe unanimidad en contraindicar todas aquellas que supongan un aumento de temperatura (como por ejemplo magnetoterapia, onda corta…) o radiaciones, como el TAC. Respecto a la Resonancia Magnética, aunque de menor radiación que el TAC, no está aprobado su uso durante el primer trimestre, siguiendo la máxima en el resto del embarazo de no utilizar si no es estrictamente necesario.
En general la electroterapia podría exponer a riesgos potenciales, y aunque en algunos casos los estudios científicos no son muy concluyentes, creemos que debería evitarse su uso.
RESUMEN
Como resumen podríamos decir que es recomendable establecer un programa individualizado de ejercicio durante el embarazo, adecuado al estado y evolución del mismo y teniendo en cuenta el nivel previo de ejercicio antes del embarazo.
Un buen programa de ejercicio debería incluir ejercicios de tonificación muscular y elasticidad, ejercicios perineales, ejercicios respiratorios y de mejora del aparato circulatorio, estiramientos, desbloqueos de pelvis y ejercicios de relajación.
En el caso de que, durante la realización del ejercicio o en la evolución del embarazo, apareciera alguna lesión o sobrecarga del aparato locomotor la herramienta más importante para realizar el diagnóstico adecuado es una buena exploración clínica, utilizando solamente las pruebas complementarias en caso de ser indispensable, en especial aquellas que supongan un riesgo para el embarazo.
En el tratamiento de estas lesiones la fisioterapia ocupa un lugar prioritario, evitando aquellas técnicas o uso de diferentes aparatos que puedan provocar el más mínimo riesgo.
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